domingo, 13 de febrero de 2011

HISTORIA DEL CARNAVAL DE BARRANQUILLA


Una travesía que inició hace más de tres siglos.
El Carnaval de Barranquilla tiene su origen remoto en el Carnaval que vino a América desde España. De ahí viene su espíritu de renovación y cambio parecido al que animó estas fiestas en Europa.
El primer carnaval celebrado en la ciudad se pierde en la historia, hace más de un siglo, cuando Barranquilla era una pequeña población. Sin embargo, de boca en boca, han circulado diversas historias referentes a la manera como el pueblo barranquillero festejaba el carnaval; su forma siempre ingenua, graciosa, festiva y ante todo, sana, han permitido que se conserve una tradición que se remonta a hace tres siglos.  
Las fiestas de carnaval, de origen europeo, fueron introducidas a América por los españoles y portugueses. Las de Barranquilla tienen antecedentes próximos en la celebración que se efectuaba en Cartagena de Indias, en época de la Colonia, como fiesta de esclavos; por esas fechas aparecían por las calles los negros con instrumentos típicos y atuendos especiales, danzando y cantando.
La tradicional novena de La Candelaria, en Cartagena de Indias, sirvió de marco a suntuosos bailes que en el Siglo XVIII concedían un día de fiesta a los negros bozales traídos de África. Esas fiestas constituyen fuente de las principales danzas del CARNAVAL DE BARRANQUILLA.
En la segunda mitad del Siglo XIX, Barranquilla aumentó todos los sectores de su economía y explotó las condiciones geográficas que la empezaban a situar como ciudad principal en la región Caribe. "La ventaja de estar en la desembocadura de la principal arteria fluvial de Colombia, el río Magdalena, la posibilita para ser un puerto fluvial y marítimo, y su situación en la zona norte de Colombia y en el área circuncaribe, permite el desplazamiento económico de Cartagena, Mompox, Santa Marta y El Banco, siendo muchos de sus moradores los que se vienen a participar de la prosperidad barranquillera", explica Roberto Castillejo en su obra Carnaval en el Norte de Colombia.
Históricamente no se tienen datos precisos acerca de la fecha inicial del primer Carnaval celebrado en Barranquilla; su tradición es tan remota como los primeros asentamientos humanos en la costa norte de Colombia. He aquí algunos datos:
1888
Surgió una figura denominada Rey Momo (símbolo de la máscara).
1899
Se creó el cargo de Presidente del Carnaval y una Junta organizadora.
1903
Se organizó la primera Batalla de Flores por una propuesta del señor Heriberto Vengoechea de recuperar una tradición carnavalesca de años anteriores.
1918
Se eligió por primera vez una reina para presidir las festividades del Carnaval. Fué elegida Alicia Lafaurie Roncallo.
1923
Se institucionaliza a partir de este año la era de los reinados, suspendida durante cinco años. Es nombrada la damita Toña Vengoechea Vives. 
1967
Se introduce un evento al carnaval, la "Gran parada" que se lleva a cabo el segundo día de carnaval (domingo).
1974
Por iniciativa de Esther Forero se realiza la primera Guacherna, evento que rescató una tradición perdida: cumbiambas y tambores que en la noche alegraban los barrios de la ciudad.
1995
La Fundación Carnaval de Barranquilla creó el desfile del Rey Momo por la calle 17, desempolvando así la figura de Rey Momo, para que presidiera este espectáculo callejero. Desde ese año y hasta la fecha la Fundación nombra como Rey Momo a una figura representativa o un personaje destacado en la música o el folclor. El desfile, que se realiza paralelo a la Batalla de Flores se ha consolidado como un homenaje a los sectores que han sido núcleo histórico de las fiestas y donde surgen con mayor vigor y riqueza cultural las manifestaciones populares del carnaval.
2000
Continuado con las innovaciones del carnaval la Fundación Carnaval de Barranquilla crea el desfile de Gran Parada de Fantasía, especialmente para la actuación de los grupos que presentan una propuesta sobre una temática seleccionada con una coreografía libre y original. Se lleva a cabo el lunes de carnaval y se hace el mismo recorrido de la Batalla de Flores y la Gran Parada.
2002
El Carnaval de Barranquilla es declarado por el Senado de la República Patrimonio Cultural de la Nación.
La Ley que declara la fiesta barranquillera como patrimonio de la Patria esta sustentada bajo el concepto de Patrimonio Cultural como un inmenso ámbito en el que confluyen relatos diversos de costumbres, saberes, hábitos, etc, lo que continuamente se llama TRADICIÓN POPULAR. Como tal, el Patrimonio Cultural es aquello que se reclama como representativo o patrón de una comunidad y el carnaval de Barranquilla es la más completa, brillante y espectacular expresión folclórica del país.
2003
El Carnaval de Barranquilla es declarado por la UNESCO, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Así lo dio a conocer el director general de la UNESCO Koichiro Matsuura en ceremonia realizada en la sede de esta organización en París el pasado 7 de noviembre.
La proclamación destaca las formas tradicionales y populares de expresión, como: la música, la danza, los rituales y la mitología de esta fiesta. Además exalta su carácter excepcional, el arraigamiento dentro de la tradición cultural, la fuente de inspiración e intercambio cultural que representa y la excelencia en la aplicación de habilidades y cualidades técnicas mostrada por los participantes en esta fiesta.

LA INFLUENCIA DE LOS INDÍGENAS EN EL CARNAVAL DE BARRANQUILLA
En el carnaval de Barranquilla La melodía de la flauta confirma la presencia indígena. Existe suficiente consenso sobre el carácter mágico-religioso que revestía a los instrumentos musicales nativos. Cada uno trataba de imitar el sonido natural de los animales elevados al rango de deidad. Tanto el croar de la rana como el rugir del jaguar eran trasplantados al orificio de los aerófonos que respondían al soplido del intérprete. Con el nominativo común de fotuto, la trompeta aborigen prolífera en multitud de formas y materiales. Unas veces pequeña, otras veces enorme, el cuerpo de los fotutos podía ser un simple caracol marino, un cuerno de venado, un trozo de calabaza, o también un más elaborado instrumento de arcilla o de metal. De cualquier manera, su grito agudo era de mucha utilidad para llamar a distancia y hacer oír los recados importantes de la tribu.
El legado más reconocible de la instrumentación indígena parece ser la flauta. Tal vez no existe otro instrumento tan recurrido y de material tan variado en la organología nativa como la flauta. El barro cocido, el hueso, los canutos vegetales, los tubos de carrizo o de cardón, proporcionaron el material básico que daba nacimiento a una infinita variedad de flautas, distinguidas ya por el número de agujeros, ora por las hileras de agujeros, ya por la cantidad de tubos o, en fin, por la forma vertical o travesera como se toque. El ancestro de la flauta influye hoy en día de modo notable el sonido del folclore latinoamericano.
También en la coreografía es fácilmente apreciable el sincretismo de las tres etnias: los movimientos suaves de la mujer son atribuido a la ascendencia indígena; las contorsiones, los gestos y el cortejo del varón corresponden al elemento africano; y el baile en parejas y la utilización del sombrero es propio del ancestro español. Los populares “bailes con sombrero” difundidos por toda América, parecen hundir sus raíces en la gallarda que vino de Europa a invadir los salones aristocráticos del nuevo reino. A esa estirpe pertenecen el “baile del sombrerito” en Argentina; la cumbia de Colombia; el jarabe tapatío en México y la “montonera” en Perú. Además, el baile en cuanto a la fila rememora los regocijos indígenas, pero en cuanto a la ronda se refiere a los jolgorios negros ejecutados en derredor de una fogata junto a la cual estaban los músicos.
Por conveniencia expositiva, los elementos musicales referentes a cada etnia han sido tratados por separado, sin que ello signifique que su fusión fue resultado de una yuxtaposición mecánica. Por el contrario, el proceso general de aculturación cobijó numerosos procesos particulares que surgían al chocar los componentes opuestos de las
 de las culturas diferentes. Tales procesos forman un contexto dentro del cual se hallan interconectados, influyendo y recibiendo influencia durante todo el desarrollo en el proceso global de aculturación. Al comienzo, las distintas culturas coexisten con sus elementos sin sufrir modificaciones fundamentales. Luego, van surgiendo contradicciones entre los elementos opuestos de las culturas en contacto, entablándose una lucha en la cual tienden a eliminarse recíprocamente. Pero, por paradoja dialéctica, al mismo tiempo se inclinan a interpenetrarse, fundirse y unificarse. La cuestión se resuelve por una síntesis identificadora que supera la contradicción, creando una identidad nueva. Así se inicia una nueva historia, con su propio crecimiento que, a través de un sinuoso camino de avance y retroceso, llega a convertir la cultura recién nacida en factor dominante. Entonces, las culturas primigenias que le sirvieron de soporte entran en una etapa de decadencia hasta llegar a extinguirse como culturas autónomas.
El aporte indígena
En el baile de la Cumbia la mujer representa el aporte indígena y el varón ocupa el puesto del negro, ella con sus movimientos más pasivos, casi hieráticos, lleva en alto como antorchas el manojo de espermas con el cual se alumbra y a la vez se defiende del insistente asedio del varón, quien durante el baile no cesa de su pertinaz galanteo que se asimila al ritmo negro con las contorciones y piruetas que admite la plena libertad de expresión. No solo otros investigadores sino que los mismos cronistas narran las habilidades que tenían los nativos de toda la región del Caribe colombiano para ejecutar la Gaita el Chicote ó la Ocarina, como es el caso de la zona de los Senúes. Pero no solo de la Gaita sino del sonido que le sacaban al palo ahuecado que tocaban y que en algunos casos le estiraban un cuero; igualmente nos dejaron testimonio de los cantos y murmullos como en medio de la ignorancia nos cuentan en sus documentos- que unos entonaban y otros contestaban”
El tambor indígena, de acuerdo con diferentes versiones históricas, estuvo constituido por troncos de árboles, a los que se les extraía la madera de su parte interna, y que al ser golpeados emitían un sonido tan agudo como estrecha fuera su boca, estos tambores según versiones de algunos cronistas además de instrumentos musicales eran utilizados como medios de comunicación, al igual que lo fueron otros instrumentos de viento como ocarinas y flautines.
Estas versiones, nos hace valorar los siguientes aspectos sobre el origen de La Cumbia:
· Que desde tiempos inmemoriales los Indígenas, ya eran Cumbiamberos, porque desde antes de la llegada del Negro La Cumbia existía como manifestación cultural vernácula de nuestra Costa Caribe.
· Que nuestros antecesores indígenas, contaban con el tambor como uno de sus instrumentos musicales autóctonos al igual que las maracas ó sonajeros y de las flautas y gaitas.
· El aporte Negro a La Cumbia, se ve expresado en la vivacidad que el repiquetear del negro tambor con parches de cuero, imprimió a la versión africanizada de La Cumbia, aire matriz del que paulatinamente se deslindaron variantes rítmicas como: El Bullerengue, La Gaita, El Merengue, El Porro, La Puya, El Chandé y muchas otras.






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